martes, 10 de septiembre de 2013

CAPITULO 3.1

La mano del chico vuelve a acariciar una vez más los senos de la chica. Ella jadea excitada y lo besa una vez más, disfrutando cada segundo de él. Los gemidos son silenciados por las cuatro paredes que forman la habitación. La intensidad aumenta mientras los gritos son cada vez más incontrolables hasta que después de unos minutos, el fuego se apaga terminando en el cielo.
               -Increíble, como siempre –comenta Xabi comenzando a recuperar el aire que le falta. Gira la cabeza hacia un lado y se encuentra con los dulces y oscuros ojos de su novia. La quiere. Comenzaron a salir un mes atrás y realmente forman una estupenda pareja.
               -Te quiero –dice ella al tiempo que acaricia con su suave mano la mejilla de Xabi dándole un cariñoso beso en los labios.
               Durante varios minutos, ambos permanecen abrazados en la cama, en silencio; sintiéndose el uno al otro, amándose.
               -Bueno, ¿Nos relajamos un rato en la piscina antes de salir por la noche? –Pregunta Xabi mientras le da otro beso en los labios a su novia. Se levanta de la cama y comienza a vestirse.
               -¿No te apetece un poco más? –Pregunta la chica en un tono provocativo intentando persuadir nuevamente a su novio para acostarse una vez más con él.
               -Madre mía, Carla. Eres una máquina sexual –comenta Xabi mientras se pone su camiseta de Iron Maiden. Se acerca a su novia y le da un nuevo beso.
               -Jo, ¿Por qué te pones la camiseta? Me pones más sin ella…
               -En la piscina me la volveré a quitar.
               -Bueno, vale –contesta ella levantándose también de la cama para comenzar a vestirse.
               -Tengo una llamada perdida de Iván. Seguramente para que bajásemos a la piscina.
               -Pues démonos prisa, tengo ganas de saber como está después de lo ocurrido con Maite.

               -Pues vámonos.

lunes, 9 de septiembre de 2013

CAPITULO 2

Darío vuelve a desviar unos segundos la mirada y la ve de nuevo, ¡Está preciosa con ese bañador azul celeste! Bueno, en realidad está preciosa con cualquier cosa que lleve. Si es que ni siquiera, Afrodita, la más hermosa diosa del Olimpo, se puede comparar ni de lejos a Erea. Por culpa de ella, Darío ha averiguado lo que significa el amor, y ciertamente duele. Su corazón muere cada vez que la ve, su cuerpo se derrite cada vez que sus miradas se cruzan y le faltan adjetivos para describir lo que siente cada vez que una sonrisa sale de su boca dedicada a él.
Nada sin tu amor, 
un sonido en mi interior 
como balas de cañón 
vive en mí. 

Al oír tu voz 
se dispara el corazón 
como una revolución, 
soy así.
               No puede evitar sentir un gran dolor en el pecho cuando el corazón se le encoje al escuchar esos versos de Nada sin tu amor de Hugo Salazar. Suspira.
               Se levanta de la tumbona, deja su toalla en ella junto a su móvil y la crema. La mira una vez más con cierto disimulo y piensa si debería acercarse a ella con la excusa de entrar en la piscina. Sí, es una buena idea. Erea está sentada al borde del agua junto a algunas amigas suyas, al lado de las escaleras que se introducen en la piscina de agua templada.
               Lentamente, se acerca a ella, pensando aceleradamente en lo que puede decirle, ¡No se le ocurre nada! Quizás no ha sido finalmente, una buena idea acercarse a ella, siente como sus piernas comienzan a temblar, ¿Qué le dice?
               Está a menos de dos metros de Erea cuando de repente, un balón del Barça llega a sus pies botando.
               -¡Ey Dario, pasa aquí! –Grita David, un compañero de su clase agitando los brazos en alto desde la piscina. Alrededor de este, otros seis chicos, también le piden el balón, se les ha escapado.
               Darío se agacha y lo recoge mirando una milésima a su alrededor, las pocas personas que hay en ese momento en la piscina del hotel, lo están observando, incluso Erea. Eso significa que no puede quedar mal en el lanzamiento, pudiéndose quedar corto o lanzar demasiado lejos. Su dignidad está en juego, no puede fallar. Tensa los músculos y toma impulso para lanzarla.
               -¡Buenos días guapo! –Gritan dos voces alegres a su espalda. Eso lo desconcentra unas milésimas y hace que el tiro salga desviado, impactando en la cara de un sorprendido Andrés, también de su clase. Aquello hace estallar a todo el mundo en carcajadas, incluso ella…
               Su cara pasa a transformarse en un tomate y ruega a Dios que retroceda unos segundos e el tiempo para corregir su fallo o que la tierra le trague.
               -Muy buen lanzamiento, Sergio Ramos –opina alguien que conoce de sobra a su espalda, dándole un golpe amistoso en su hombro. Con ese comentario, la gente vuelve a formar una tormenta de carcajadas. Definitivamente se quiere morir.
               -Vete a la mierda Juanjo –murmura Darío como a los dos chicos que comparten con él la habitación 237. Se da la vuelta y se encuentra con ellos, sus dos grandes y supuestos mejores amigos: Iván y Juanjo, aunque en ese momento, duda de su amistad.
               -Vamos Darío, no te enfades, solo era una broma –comenta Iván divertido caminando hacia la tumbona en la que Darío se había instalado. Allí deja sus gafas de Sol y su toalla del Ché acompañado por Juanjo, que hace lo mismo.
               -Por vuestra culpa he quedado en ridículo delante de ella –les reprocha Darío en una voz audible solamente para los tres amigos.
               -A ella le caes bien –comienza a decir Iván sacando su LG5 del bolsillo de su bañador blanco y azul de Billabong.- Quiero decir, conozco muy bien a Erea. Le encantan las bromas y las gracias.
               -Y con esta, se ha reído bastante –afirma Juanjo.
               -Ya te digo. Así que en realidad, deberías agradecérnoslo.
               -Bueno, mirado de ese modo, si… Pero aun así, la próxima vez de asustarme, mantened la boca cerrada y dejadme hacer un buen pase.
               -No te quejes. A Erea le encanta Sergio Ramos y tú ahora mismo lo has clavado.
               -Juanjo, vete a la absolutísima mierda de búfalo.
               Iván y Juanjo ríen el comentario y Darío los mira durante unos segundos, totalmente serio. Pero al cabo de un rato, ´él también esboza una amplia sonrisa.
               -¿Qué os parece darnos un chapuzón? –Pregunta Juanjo quitándose su camiseta de Slikpnot dejando su torso al desnudo.
               -Por mi vale, Mario Casas –comenta Darío riéndose.
               -Vete ahora tú a la mierda…
               -Yo voy ahora dice Iván.- No me refiero a la mierda, sino que a la piscina. Pero primero voy a llamar a Xabi a ver si también se viene.
               -Muy bien.
               Iván llama y espera hasta que salta el contestador de su amigo, que como resultado, hace que comience a reírse de nuevo.
               <<Hola, soy Xabi. Si eres Iván, Darío, Juanjo o alguno de mis amigos, vete colgando, que estoy trincando con Carla. Si eres mi madre, tú no has escuchado nada. >>
               -No me coge…

               -No llames más, estará muy ocupado –y lo tres ríen el comentario de Juanjo mientras ponen rumbo a la piscina, sin saber que uno de ellos hará mucho daña a Xabi muy pronto.

miércoles, 4 de septiembre de 2013

CAPITULO 1

-¡Buenos días, princesa!
               Iván se despierta sobresaltado por aquella voz que acaba de escuchar y siente como su torso al desnudo se estremece cuando una brisa matinal de aire caliente entra por el amplio ventanal iluminado por los rayos de un Sol ardiente.
               Da un brinco y se levanta de la cama y tarda unos segundos en darse cuenta de que esa no es ni su lecho ni su habitación, ni siquiera está solo. Rápidamente se lleva las manos a la cabeza, le duele.
               -¿Ha dormido bien la princesita? –Pregunta la misma voz otra vez a sus espaldas.
               El joven se gira y contempla a su amigo durante unos segundos. Llevaba puesto un bañador de Quicksilver y una toalla posada en uno de sus hombros.
               -Joder, ¿Cuánto he bebido ayer? –Pregunta Iván frotándose los pelos para intentar volverlos a dejar en su sitio después de dormir. No le gusta mucho despertarse despeinado Tardó varios años y unos cuántos cabreos con su madre para dejarlo como a él le gustaba, un “corte europeo”. Se lo había enseñado una vez un amigo y le encantó; consistía en un gran flequillo que llegaba a la altura de los ojos, bien peinado. Por atrás largo, hasta la altura de los hombros y de un color brillante siendo una mezcla entre el rubio y el castaño que incluso a veces la gente le preguntaba si era color natural o mechas. Lo tenía liso pero procuraba tenerlo siempre un tanto cardado, como lo tenían algunos de sus ídolos como Poison o Ratt. Se nota que lo tiene muy cuidado y que su pelo es algo muy preciado para él. 
               -¿No sabes cuánto has bebido? Creo que si no te acuerdas, significa que un poco de más –contesta Juanjo con una amplia sonrisa. Se acerca a Iván y le mira a los ojos, los tiene cansados, pero continúan oscuros y soñadores, como siempre.- Pero reconozco que ayer tenías motivos para beber si es verdad lo que dijiste…
               -Por supuesto que es verdad –contesta Iván poniendo rumbo al baño de la habitación. Allí se echa agua fría a la cara, lo que le ayuda a despejar su enturbiada mente.- En el momento en que vi a Mateo con otra, aun no había bebido ni una gota de alcohol.
               -¿Estás seguro de que era Mateo?
               -Joder, por supuesto. Además, no le hubiera dicho nada a Maite si no lo hubiese visto bien.
               -¿Se lo has dicho a Maite?
               -¿Y qué querías que hiciese? Ella merece saber la verdad. Merece saber que, aunque sea doloroso, su novio la está engañando… -Iván sale del baño y contempla en silencio a su amigo.- ¿Crees que he hecho bien diciéndole la verdad a Maite?
               -Has hecho lo correcto, tío. Ella te importa de verdad y tú siempre se lo demuestras. Maite merecía saber que su novio es un gilipollas.
               -Gracias, colega –Iván sonríe al escuchar las sinceras palabras de su amigo. Por supuesto que Maite le importa, daría su vida por ella si fuese necesario. La amaba y la quería desde hace años, aunque jamás hubiese tenido el valor de decírselo. Ya estaba harto de sufrir en silencio y por eso decidió que había llegado el momento de decirle todo lo que sentía siete meses atrás, pero justo ese día, Maite comenzó su relación con Mateo. Se alegró por ella, aunque esa noche no hiciese más que llorar como un bebé recién nacido. Sabía que Maite era muy feliz con su novio y por ello, decidió hacerse a un lado, continuando como gran amigo de ella. Pero ya no era capaz de estar junto a ella sin sufrir, cada vez que la veía besar a Mateo, sufría como si le acabasen de apuñalar en el corazón.- Por cierto, ¿Vas a bajar a la piscina?
               -Yes.
               -De acuerdo, espérame cinco minutos a que me cambie y bajamos juntos.
               -¿Cogidos de la manita como una parejita?
               -Juanjo, vete a las shit.
               Y con una carcajada soltada por Juanjo, Iván comienza a desnudarse para ponerse su bañador. Mientras termina de coger la toalla y sus gafas de Sol, le dedica una sonrisa a Juanjo que significa que ya ha terminado y que pueden poner rumbo a su destino.
               Mientras salen de la habitación 237, Iván no puede evitar pensar en todo lo que ha ocurrido desde el comienzo del viaje. Como excursión de final de curso, su colegio había organizado un viaje de seis días a Gandía, donde todos los alumnos de 4º disfrutaban del calor, alcohol y adolescencia celebrando el final de los exámenes y su final de etapa como alumnos de la ESO. Ya había pasado dos noches, la primera bastante tranquila. La segunda, la anterior, había sido bastante más agitada; Iván había descubierto que Mateo, el novio de su mejor amiga, la estaba engañando. Entonces, puso al corriente a la chica de la situación, pero como único agradecimiento que recibió, fue la afirmación de que las palabras del chico eran absoluta mentira. Aquello le había dolido mucho a Iván, que su mejor amiga de la que llevaba años enamorado le llamase mentiroso, le había afectado y esa noche, no pudo resistir más al dolor que desde hacía tiempo llevaba acumulando en su interior y decidió disminuirlo bebiendo como un loco.

               Entran en el ascensor y comienzan a bajar, rumbo a la piscina, sin saber que en lo que queda de viaje, la vida de Iván y todos sus amigos, darían un giro de 360º.